Estas estructuras fueron mandadas a construir por el ex presidente yugoslavo Josip Broz Tito en la década de 1960 y 70 para conmemorar los sitios donde se llevaron a cabo batallas de la Segunda Guerra Mundial.
En la década de los 80, estos monumentos atraían a millones de visitantes cada año. Después de que la República se disolviera en 1990, fueron abandonados por completo y sus significados simbólicos se han perdieron para siempre.